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Aumento de la productividad en la empresa

Aumento de la productividad en la empresa

¿Qué es la productividad en la empresa?

Todos conocemos el concepto de productividad, por lo que podríamos decir que se trata de una herramienta para medir la producción o la eficiencia de un empleado en un periodo de tiempo determinado. Por lo tanto, con esta herramienta medimos la rentabilidad de un trabajador e, incluso, la de una empresa. Sin embargo, no podemos valorar la productividad fijándonos únicamente en datos estadísticos o económicos porque también depende de otros factores como el clima laboral, las condiciones del propio puesto o la situación económica del momento.

Por otra parte, la idea de que se tienen que medir los resultados para poderlos mejorar está muy extendida. Es cierto que debemos prestar atención a los resultados de productividad para detectar posibles fallos, pero ¿es tan importante centrarse tanto en la productividad?

¿Por qué es importante la productividad de una empresa?

Como es entendible, la productividad es una herramienta importante para saber si la empresa es rentable, si está teniendo pérdidas y para saber si todo va bien. Analizar la productividad nos puede ser de utilidad para, por ejemplo, ajustar las jornadas laborales y el número de trabajadores que tenemos.

Puede que nos encontremos en una situación en la que necesitemos más trabajadores para poder responder a la demanda de producción o que, por ejemplo, detectemos que necesitamos renovar materiales o maquinaria. Este tipo de cosas se detectan gracias al análisis de la productividad y su objetivo es potenciar los puntos fuertes de la empresa y detectar los puntos débiles para solucionarlos lo antes posible.

Por lo tanto, para medir la productividad cuantitativamente debemos establecer un criterio tanto número como temporal para todas las mediciones, ya que no nos serviría de nada medir la productividad cada vez de una manera distinta porque no podríamos comparar los datos. Así pues, la fórmula sería:

Productividad = producción / horas de trabajo

Por otra parte, no podemos olvidar de medir la productividad cualitativamente, es decir, teniendo en cuenta cómo han afectado, por ejemplo, los cursos o formaciones concretas que los empleados hayan podido recibir.

Sin embargo, tal vez sea más interesante fijarnos en qué factores influyen en ella más que en los resultados que nos ofrece. Por ejemplo, hay situaciones que la entorpecen, como un mal ambiente laboral, y situaciones que la favorecen, como una alta motivación por parte de los trabajadores. De hecho, es muy posible que la motivación sea la clave para incrementar la productividad. Por lo tanto, veamos qué factores o situaciones no ayudan a mejorar la motivación y cuáles sí.

Factores que no favorecen un aumento de la motivación y productividad

Algunos factores afectan a la motivación de los trabajadores y esto se traduce en un descenso de la productividad porque, como es lógico, cuando haces algo que te anima a mejorar y a seguir hacia adelante, lo haces con más ganas e interés que en el caso contrario y, necesariamente, afecta a los resultados.

Por ello, no contar con una dirección clara u objetivo común, que los superiores o jefes estén permanentemente intentando controlar todo lo que hacen las personas a su cargo o la falta de confianza genera un estrés innecesario en el trabajador. Asimismo, una retribución que no esté bien justificada o injusta, la inseguridad laboral de cara al futuro, que no exista cierta flexibilidad o la falta de planes de carrera mediante los que escalar en la empresa afectan directamente al trabajador en su motivación diaria.

Que una persona vaya a trabajar con la sensación de cansancio antes de llegar al puesto de trabajo es una derrota para la empresa. Debemos mirar por la felicidad de nuestros trabajadores, ya no solo por el hecho de que son los que hacen que nuestra empresa siga creciendo y evolucionando cada día gracias a su esfuerzo, sino porque son personas y merecen un puesto de trabajo sano y feliz. Por ello, deberíamos apostar por las situaciones que incrementan la motivación laboral de todos y cada uno de los miembros del equipo.

Factores que sí favorecen un aumento de la motivación y productividad

Algunas soluciones a las situaciones que no favorecen la motivación presentadas en el apartado anterior podrían ser, por ejemplo, comunicar un objetivo común desde la gerencia, dejando claro cuál es el camino a seguir por parte de la empresa y qué objetivo a nivel global se pretende conseguir, no a nivel individual de cada trabajador. De esta forma, fomentaremos el compañerismo, el buen ambiente laboral y dejaremos clara la ruta a seguir de cara al futuro. Si esto lo acompañamos de una mayor autonomía de los trabajadores y dejamos a un lado la figura del jefe que lo controla todo, reduciremos el nivel de estrés de los trabajadores y aumentaremos su confianza tanto en sí mismos como en la empresa, ya que la empresa les está demostrando que confía en ellos.

Por otra parte, definir una buena estrategia salarial y delimitar los niveles salariales de forma clara y transparente e incentivando a los trabajadores es otra forma de que se sientan valorados y aumente su motivación. Como hemos mencionado en otros artículos, no es necesario que todas las ventajas sean económicas, sino que podemos fomentar el salario emocional y recompensar a los trabajadores con medidas como mayor flexibilidad laboral tanto en cuestión de horario como de lugar de trabajo. Así, solucionamos también el problema de la falta de flexibilidad.

Pero ¿por qué es tan importante implementar la flexibilidad laboral y medidas similares? Porque debemos fomentar poder compaginar la vida laboral con la personal para que el trabajador no sienta que es esclavo de su trabajo y que toda su vida gira en torno a él. Ese extra de felicidad que da el poder compaginar ambas facetas junto con un plan de carrera claro que nos diga qué métodos de ascenso hay en la empresa y cómo conseguirlo, dará un plus de motivación a la plantilla que les hará sentir que el trabajo no es un lastre, sino una parte más de su vida en la que quieren dar lo mejor de sí mismos y sentirse realizados.

Un paso más hacia una mejora de la productividad: la autogestión

Los tiempos cambian y con ellos, la sociedad. Las empresas deben adaptarse a estos cambios como parte de la sociedad que son y cada vez nos acercamos más a un modelo de empresa que considera a los empleados como parte de un organismo vivo que es la empresa. ¿Por qué decimos que la empresa es un organismo vivo? Porque cambia, evoluciona, se adapta a los tiempos que corren al igual que lo hacen las personas.

Pensar en un trabajador como en una pieza de una máquina significa dejar de lado su parte humana y pensar en él como parte de un sistema de producción automatizado. Sin embargo, debemos cambiar esa perspectiva hacia un pensamiento que entienda al trabajador como una persona con dos facetas: la laboral y la personal. En este camino hacia ese pensamiento, encontramos la autogestión.

Si consideramos la idea de crear equipos de trabajo autogestionados, que no tengan un superior que los controle y que el sistema de toma de decisiones se base en la responsabilidad de cada uno de sus miembros depositando en ellos la confianza de que tomarán la mejor decisión posible, avanzamos hacia un modelo de empresa que será productiva por sí sola. Los trabajadores que sienten que tienen la confianza de la empresa, la responsabilidad de tomar decisiones, la oportunidad de compaginar su vida laboral y personal, entre otras medidas, son trabajadores mucho más motivados que el resto, con más ganas de trabajar, menos estrés y, como resultado de todo esto, más productivos porque no sienten que el trabajo sea la parte más pesada de su día a día. Por ello, la clave de la productividad es posible que sea la motivación, pero la clave de la motivación es la plenitud laboral.

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